Vestir, dar personalidad y un estilo al espacio arquitectónico (casa, comercio o empresa) va más allá de seguir una tendencia por el hecho de estar de moda. Las tendencias de diseño derivan más, hoy en día, de estudios de comportamientos interactivos de usuarios exigentes de experiencias más personalizadas y cautivadoras que les procuren un refugio, sea permanente o efímero.
El concepto de decoración no es poner ornamentos y adornos; es conceptualizar un espacio para que se habite con decoro, a partir de todos los elementos que responden al tipo de personalidad de un habitante o de un tipo de familia. La decoración de interiores es el último proceso estético que termina de definir el interior de un espacio arquitectónico.
Por eso, la arquitectura juega un papel fundamental en el hábitat del hombre, donde la ciencia y el arte se entrelazan, para dar forma y estética; la primera es matemática, geométrica y exacta, mientras que la segunda responde a lo sublime donde se encuentra el alma de la arquitectura. Allí se incluyen sus significantes y la personalidad del usuario para resolver sus necesidades habitacionales, laborales o de esparcimiento, pero también muy importante, sus satisfactores, y por qué no, sus caprichos.
Vestir los espacios
La arquitecta Isabel Rosas Martín del Campo explica que se ha malentendido el significado de la decoración de interiores, pues se cree que va en función de llenar el espacio de objetos que dicta la moda, entonces, los usuarios van imitando lo que ofrece el consumismo sin ningún tipo de filtro, lo que genera fustración porque al final no responde a la personalidad, gustos, necesidades y posibilidades de cada individuo.
“Actualmente la decoración de interiores tiende a estar uniformizada. Vestir un espacio arquitectónico se encamina a imitar patrones: el mismo tipo de mueble, los ornamentos y todo los objetos de moda, al grado de que el usuario no tiene ese sentido de pertenencia por el espacio que debe brindar esa experiencia de refugio que es el origen del hogar”, señala.
Argumenta que antes de seguir una tendencia de diseño, la sugerencia es que se debe privilegiar la armonía y los gustos personales; que todos los elementos que vistan el espacio arquitectónico correspondan a una unidad pragmática a partir de crear ambientes y atmósferas con identidad y que ofrezcan zonas de entretenimiento, de descanso mental y físico, pero sobre todo que dé vitalidad.
Rosas Martín del Campo, quien se ha especializado en el estudio de la Arquitectura de Interiores y temas de Neuroarquitectura, refiere que aun cuando la idea no es copiar, ni uniformar la decoración, las tendencias se derivan de estudios de comportamiento que van delineando una guía en la producción de diseños para la conceptualización de ambientes y atmósferas pero que responden a las necesidades individuales de variantes tipificadas en grupos sociales para la solución del espacio arquitectónico.
Tendencia que mira el presente
Dijo que existen tres tendencias que influirán en este 2020: La tendencia por el diseño local como signo de preocupación por el planeta; la tendencia que retoma las líneas clásicas como signo de tradición, y el diseño inteligente como signo de vanguardia. Cada una de ellas correlacionadas, de alguna manera, con los espacios multifuncionales, flexibles y lúdicos como respuesta al estilo de vida del siglo XXI: dinámico, rápido y cambiante.

Tendencia por el diseño local como signo de preocupación por el planeta.
Explicó que la tendencia local es aquella que está ligada a retomar lo natural centrándose en lo sublime por lo hecho a mano, en lo regional, vernáculo y endémico, así como lo sustentable bajo una mentalidad verde que se enfoca en la filosofía de las “R”: recuperar, reutilizar, rehabilitar, reformar, reciclar y reformar todas aquellas acciones que toman en cuenta lo existente y buscan su renovación y reconceptualización sin consumismo a ultranza.
En ella, además, los interioristas toman como punto de partida lo vernáculo y el llamado “material world”, que no es otra cosa más que tomar lo que ofrece la naturaleza sin procesos sobreindustrializados. Ejemplo de ello es el uso del nopal para crear piel sintética.
Dijo que hay grandes diseñadores de interiores que están regresado al origen, que van a las comunidades indígenas y observan los procesos creativos de su artesanía, los reinterpretan creando diseño, pero teniendo de base la filosofía artesanal para su proceso creativo, demostrando que aun cuando el ser humano siempre está mirando al futuro, finalmente regresa al origen, de ahí que ahora se vean casas, comercios y oficinas con muebles y objetos hechos a mano, así como materiales que ofrece la propia naturaleza.
Tendencia que mira el pasado
Otra tendencia siempre vigente, es la tendencia por la corriente artística clásica. Para el mercado del diseño supone valores seguros sobre todo de marca. Este grupo social se sustenta en la tradición. Es la tendencia donde los interioristas en las piezas de autor trazan la decoración como esencia y como parte fundamental de un tipo de sociedad que percibe estas piezas como objeto de culto y emocional.
Considera que esta tendencia vira hacia el pasado, con una visión quimérica sustentada en la tradición, simplicidad y durabilidad de los objetos, pero con cierto toque de lujo.
Martín del Campo precisó que aquí, como moda, entra lo retro, lo vintage y lo shabby chic. Los decoradores de interiores dan respuesta al usuario con la búsqueda por la esencia de lo antiguo, de lo hecho con tradición con objetos, muebles y productos que conectan con valores emocionales tratando de recuperar el “peace and love” de los años 60.
Tendencia que mira el futuro
También estará presente el concepto de la casa inteligente, aquí la decoración del espacio arquitectónico se centra en la domótica, en lo tecnológico y en lo digital. Todo va en función de lo motorizado y la conectividad con áreas flexibles donde los objetos que la conforman toman un papel protagónico, resaltando el mobiliario integral, multifuncional y tecnologizado; hay una búsqueda de comunicación con los objetos como una especie de humanización objetual.

En 2020 estará presente el concepto de la casa inteligente.
La arquitecta menciona que en esta tendencia entra la corriente del “smart home”, donde el diseño se va directo al futuro con espacios inteligentes, existe una permanente vinculación entre el exterior, el interior y el ciberespacio. Responde las necesidades de un grupo social nómada conectado todo el tiempo.
Añade que podría pensarse que como se basa en el uso extremo de la tecnología no es amigable al medio ambiente, sin embargo ya comienza a tener una responsabilidad social este sector, exigiendo la respuesta de un diseño ecotec y bioclimático en congruencia ambos, respondiendo no solo a la necesidad de este grupo social, sino a la del mundo.
Tendencias correlacionadas
La especialista en interiorismo y neuroarquitectura, argumentó que estas tres tendencias aun cuando son diametralmente opuestas se correlacionan con dos conceptos base: “Your own playground” y el “beta house”, que se refiere a la multifuncionalidad, la flexibilidad y lo lúdico de los espacios, ya sea una casa, una oficina o un comercio.
“Un ejemplo de ello, es que independientemente si la decoración tiende a ser local, clásica o inteligente, el punto central de la pirámide tiene su cúspide sobre la creación de espacios arquitectónicos decorados que busquen un sentido de pertenencia y estabilidad emocional para el usuario; lo vemos en los grandes corporativos que han integrado elementos de refugio a su espacios lo más parecido a un hogar: una cocina, área de juegos, de descanso y hasta guarderías de mascotas”.
Menciona que lo mismo se ve en los comercios, hoteles o restaurantes, que ofrecen a los usuarios esa sensación de hogar, de espacios abiertos con diferente tipo de mobiliario, objetos decorativos que invitan a la lectura, al descanso, al trabajo a la meditación y al juego; todo en un mismo lugar creando ambientes para todo tipo de personas, sin importar cuál sea su profesión o rol en la sociedad; se le da un sentido de pertenencia y flexibilidad.
De igual forma, en los hogares se observan estos conceptos, con el uso de las nuevas tecnologías; ahora se hace home working, entonces se lleva la oficina a casa, se crea un espacio para el trabajo, que puede ser la sala, el comedor o la recámara, no necesariamente es tener los elementos de una oficina, sino que en el hogar se abre un espacio a la productividad de una manera flexible y multifuncional.
Los colores para 2020
En relación a los colores que estarán presentes en el 2020, la especialista menciona que los pigmentos brillantes y vivos serán tendencia, dejando atrás las paletas neutrales y monocromáticas o análogas. Además con ello se busca que en cada espacio su paleta cromática genere luminosidad, viveza, animación y retenga el interés del usuario.
“La idea –expresa- es dejar la obediencia a seguir esos patrones que iba dictando el mercado de colores uniformados y neutros, ahora lo que sigue es darle vida a los espacios llenarlos de tonalidades brillantes, contrastantes; por eso, cada vez es más común que en los despachos de arquitectura se le apueste a la luminosidad del tinte, se le está perdiendo el miedo al color, desde la fachada misma hasta los interiores”.
Explicó que esta idea de explorar los colores está presente en el diseño habitacional, comercial y de oficina; de esta forma se buscan animar al usuario a la vitalidad, por ello se pueden apreciar corporativos que usan el rojo, el amarillo o el azul en sus espacios, guardando siempre el balance de cada área. En sí toda la tendencia va encaminada a la viveza, pues finalmente los colores forman parte de la vida. (Jazmín Ramos para IMMO MAGAZINE REAL ESTATE).
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